Un poquito sobre mi y la fotografía de boda: El entorno que me conoce sabe que soy entusiasta. Siento que cada día es un regalo, seguramente porque soy optimista de nacimiento. El lunes es el mejor día de la semana, el comienzo de 7 días con mucho que hacer y compartir.
En las fotos de boda inmortalizo la felicidad de novias y novios, ayudando a recuperar la emoción y momentos de la boda. Tengo facilidad para retratar emociones y alegrías, la historia que hay detrás de las personas.
Ofrezco soluciones, creatividad y confianza para que elijas fácilmente el reportaje que quieres. Esta confianza es la que hace que las sesiones durante la boda, en los previos te sientas perfectamente bien dando todo tu esplendor a tus fotos.
Lo que quieres es tu manera de ser en fotos, quieres tu vida, tu boda, tu día. Con tu pareja. Deseas que tu reportaje sea no sólo la belleza, los detalles y momentos importantes, probablemente quieres más; anécdotas, invitados, sentir las risas que allí sonaron.
Por eso puedo ayudarte a conseguir tu reportaje natural, sin poses, mientras disfrutas. Lo vamos a hacer de manera divertida entre tú y tu pareja, los invitados y yo.
¡Me encantan este tipo de fotos! Son familia, los mayores, los padres, hermanos. ¡Son tu gente!
fotografía de boda en Tenerife
¡Es la vida! Son momentos, viajes, encuentros, detalles, emociones, días únicos, personas… Gracias a la fotografía tenemos nuestra vida documentada al detalle. Revisa tu carpeta de fotos en el móvil porque una parte de tu vida son fotos, muchas fotos.
A los 18 años siento curiosidad por la fotografía. Con una cámara prestada de mi padre, una Instamatic 133X de Kodak, comienza la aventura. Después comienzo a revelar carretes en blanco y negro en casa. Recuerdo improvisar un cuarto oscuro con los medios que hay a mi alcance bajo la prohibición de mi padre a usar química en casa.
De modo que los fines de semana, aprovechando su ausencia, sacaba las cajas de debajo de la cama y revelaba. Son tardes y noches maravillosas entre la química, papeles, negativos y luz roja dando vida a las fotografías que tomaba a diario.
Fotografía en blanco y negro hecha con cámara Rollei de negativo de 6 x 6 centímetros.
Antes de todo esto, mientras tímidamente me adentro en el fascinante mundo de la fotografía, he trabajado como:
Compaginando el trabajo, porque vengo de familia donde hay que trabajar, completo los estudios de bachillerato en el nocturno del Andrés Bello. Todavía no sé como estiro las 24 horas del día cumpliendo el sueño de estudiar fotografía y completar estos estudios en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez en Santa Cruz de Tenerife.
En el 2013 la empresa donde trabajo ya no puede mantener a toda la plantilla. Así que me veo en la calle un tanto feliz y otro tanto con incertidumbre. Feliz porque la vida es buena, hay oportunidades. Incertidumbre porque pienso ¿ahora qué hago?
Poco a poco comienzo a tomarme la fotografía en serio. Tras varios intentos fallidos, como por ejemplo videógrafo en una empresa dedicada al turismo, o vender fotos online me inclino por hacerme emprendedor en el sector de bodas.
¿Porqué? Por miedo a quedarme parado toda la vida, a tener un empleo sin aliciente, a vivir de lo que me gusta, a hacer fotos y cobrar, a disfrutar de una bonita vida.
Los primeros pasos son encontrar los clientes, crear una marca, una web, un logotipo, una identidad. No imagino que ser emprendedor, fotógrafo lleve tanto trabajo, esfuerzo e imaginación.
Gracias a amigos fotógrafos doy varias charlas en la Escuela Municipal de Los Realejos sobre fotografía y teoría de la imagen. Ellos me dan la oportunidad de impartir los primeros talleres de revelado en blanco y negro en Los Realejos.
Esto es bueno, ya que la confianza, la cercanía con el alumnado es fundamental para seguir adelante como emprendedor.
Mi padre es un gran narrador de la historia familiar. Sin quererlo ha transmitido esa pasión por contar el entorno, el día a día. En esta foto debo tener unos 3 o 4 años. Las fotografías son un tesoro, gracias a ellas recordamos mucho sobre nuestra vida.
Una vez iniciado el camino y sintiendo que la fotografía es un camino perfecto sigo caminando a ver que encuentro.
En el camino, ya son 6 años desde el 2016, encuentro a personas como tú. Parejas con la ilusión contagiosa de vivir la vida con la persona que quieren. Personas felices con proyectos en común. Gente maravillosa de todas las partes del mundo como los invitados. Mayores como los abuelos y viejos amigos de la familia que transmiten sabiduría, gracia y simpatía en sus frases. Niños felices que corretean por los jardines de los hoteles o fincas. Amigos de las parejas que se declaran delante de todos los invitados. Ceremonias tan emotivas que hasta las piedras lloran de la emoción.
La experiencia de estar cerca de ti, con los tuyos, en un día tan señalado hace sea el mejor trabajo que tengo jamás.
Ser emprendedor es crear el camino, equivocarse, caer, levantarse igual que un bebé que aprende a caminar. Recorrerlo es aprender, disfrutar y compartir.
Estoy muy agradecido a las primeras parejas que confiaron en mi trabajo sin apenas tener un dossier de fotos. Sin ellas nada de lo que cuento tendría sentido, no habría llegado al día de hoy.
Tan importante como las parejas son los familiares, amigos y proveedores que me acompañan durante estos 6 años aportando ideas, apoyo, confianza, ánimo y consejos.
Es tu sonrisa la que hace más fácil la sesión de fotos. Algunas personas opinan, entre ellas yo, que no somos fotogénicas. Motivos no nos sobran; desde la tele con anuncios de personas perfectas hasta las «influencers». Pero esa es otra liga, tú estás en la liga de las novias auténticas.
Un día tan especial, irrepetible y lleno de emociones hace que te olvides de muchas cosas, incluida la cámara. Por eso vas a tener un reportaje único, donde vas a sentir, a verte maravillosa rodeada de tu gente, tus invitados.
Las fotos de boda son mucho más que fotos; son pura celebración, emoción y alegría.