Me llamo Juan y esta es una historia cotidiana, mi historia. Siento que cada día es un regalo, seguramente porque soy optimista de nacimiento.
Como dice una buena amiga de profesión:
«Encontrar a alguien con quien puedes tomar una copa de vino, una taza de café o compartir una bolsa de Skittles es el factor más importante en la contratación de tu fotógrafo»
La vida es compartir.
A los 18 años con una cámara prestada de mi padre, una Instamatic 133X de Kodak, comienza esta aventura, descubriendo lo mágica que es la cámara de fotos. Aprendiendo en esos libros genéricos de fotografía avanzo en el aprendizaje. Compro mi primera cámara, una Vivitar con un objetivo de 35-70. Fue en B&H, en Virginia de EEUU. Estaba embarcado de paso por Virginia, no lo pensé dos veces.
Más tarde conozco la técnica de revelar negativos y positivar copias en casa. Con la alegría de la juventud, cualquier lugar en casa es idóneo para revelar carretes.
Siempre era buen momento para preparar la química, bajar persianas y sumergirme en la luz roja del improvisado laboratorio.
Mientras tanto:
Hasta que:
En el 2013 el Universo me envía al paro… Hice cursos.
Empecé por Mantenimiento de edificios, después el de Instalador Electricista de Baja Tensión.
Aún así no veía que esas opciones proporcionasen… ¿el qué? Continué con otro curso como una llamada de atención, porque esto de las cámaras siempre me ha gustado: Cámara, Vídeo y Cine. ¡Bingo!
Si yo ya sé que sé y sólo tengo que lanzarme, ¿qué es lo peor que puede pasar?
¿Qué nombre es sonoro, latino, mítico, conocido? Lola, en femenino. ¿Podría haber puesto mi nombre? No. ¿El nombre de mi madre? ¡Sí!
Hubo que actualizar equipo fotográfico y encontrar oportunidades que fotografiar; ferias, 2º fotógrafo, primeras bodas, bodas gratis en sorteos de ferias, prebodas…
Básicamente fue conocer las bodas y vivir en ellas. Es un trabajo que se vive por y para las personas.
En casa siempre hubo, todavía están, las cajas de fotos. De todos, de los cumples, de cualquier día, de la excursión. Allí estamos todos. Regreso al lugar de la infancia, con los abuelos abriendo la caja de fotos. O con mis hermanas, con papá y mamá.
¡Gracias!